Libero Milone tiene 76 años y una trayectoria destacada en las finanzas, con antecedentes laborales en empresas como Wind, Fiat y Telecom. En 2015 fue nombrado por el papa Francisco como revisor general del Vaticano. Pero denuncia que solo dos años después fue presionado por un grupo de la Santa Sede que maneja el poder y las finanzas de una forma irregular.

El fuerte comunicado del papa León XIV que preocupó a los fieles y reactivó una vieja tradición

Desde entonces, Libero Milone busca justicia. Quiere un resarcimiento económico por su despido forzado que, según declara, no le permitió volver a trabajar. Hoy desconfía de los tribunales del Vaticano y exige una audiencia personal con el papa León XIV, porque cree que es el único que podrá intervenir para que su caso se resuelva.

Asegura, además, haber descubierto manejos irregulares de las finanzas de la Santa Sede y quiere hacérselo saber personalmente al Papa. “Creo que la única manera de resolver esto es que me escuche y que yo le cuente lo sucedido y conozca los detalles, porque hay demasiada gente que le ocultará la verdad, como le ocultaron a Francisco”, declaró a la prensa.

Exige hablar con el Papa porque cree que intentan silenciarlo

Milone demandó ya a la Secretaría del Vaticano y exigió su compensación por el despido que manchó su reputación. Pero la corte de Apelación del Vaticano rechazó su pedido. Por eso se reunió con periodistas esta semana, para levantar la voz y volver a hacer énfasis en lo que viene sosteniendo desde hace años: la existencia de una “vieja guardia” de la Iglesia Católica que desvía fondos y evita ordenar el estado contable.

En su trabajo como revisor, Milone dependía directamente del Papa y debía examinar estados de cuentas del Vaticano: una especie de auditor que llegó para incomodar, según su propia historia. Pero en cuanto descubrió anomalías, fue perseguido hasta la renuncia y le impidieron ver a Francisco. Sostiene que fue el propio Angelo Becciu –condenado por corrupción en primer grado– una de las figuras que lo obligaron a dimitir.

“Yo no soy un espía. Me acusan de algo que no hice, sino simplemente acepté una misión para hacer  algo bueno por mi Iglesia, intentando remediar ciertas anomalía contables que prevalecían en el Vaticano desde hacía tiempo”, explicó Milone.

El ex revisor también comentó a los periodistas esta semana que vio irregularidades en fondos ocultos en el exterior del Vaticano. También habló de inversiones en Londres, lo que se relacionó directamente con el escándalo de la compra de un edificio de departamentos en Sloane Avenue, un caso que incluyó directamente a Becciu como acusado.